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SOBRE EL TRABAJO DE DISEÑO VISUAL EN LA CANTERA

EXTRACTO DE UNA CONVERSACIÓN ENTRE LEANDRO PINTO LE ROUX, DFP, DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA, Y MIGUEL BARREDA DELGADO, GUIONISTA / DIRECTOR.



El diseño visual de La Cantera está muy ligado a la locación. Si bien controlarla era una alternativa, había que pensar en cómo dejar que el espacio hablara por sí mismo. Por eso buscamos la estética apropiada para este único escenario, con características muy peculiares. Repasamos algunos ejemplos de western de hace unos 50 años, en los que se ve cómo se resolvieron cosas de manera artesanal, como por ejemplo el reflejo de la luz del sol al mediodía. Pudimos ver que no se luchaba tanto por controlar la luz, sino que se dejaba que la luz se comportase de forma natural y se trabajaba más sobre las sombras y los reflejos.


Una de las principales dificultades a las que nos enfrentamos fueron las referencias. Felizmente nos pusimos de acuerdo entre las áreas de dirección, dirección de fotografía y dirección de arte (a cargo de Doris Encalada). Al presentar referencias Leandro traía, por ejemplo, un grabado o una fotografía en blanco y negro y nos decía que la película no iba a ser en blanco y negro, pero quería que viéramos cómo se comportaba la sombra en los tonos medios, etc. En otros casos, nos presentaba referencias de fotografías que mostraban las diagonales que íbamos a trabajar en los encuadres, pero sabíamos que iba a haber muchos planos secuencia. No tenía mucho sentido tener una fotografía fija como referencia, pero entendíamos que en los puntos dramáticos de cada secuencia íbamos a terminar en un tipo de plano similar a esas referencias.


La forma de incorporar una locación al proyecto depende del factor tiempo. Nosotros pudimos muchas veces recorrer la locación y estar en ella, sentirla. Por eso, la locación no se muestra con demasiada espectacularidad (como en un video promocional) porque en todo el trabajo previo que hicimos hubo un contacto con el lugar, que es lo más importante, y nuestro punto de vista es el de alguien familiarizado con el lugar.



Además, al acompañar las acciones de las personas que trabajan ahí le fuimos quitando esa espectacularidad a la cantera para ir adentrándonos más en los personajes y en cómo van interactuando con el lugar. Eso definió también los movimientos de cámara. En la cantera hay más quietud, y las secuencias más “movidas” están en los interiores de la casa, que es donde están los personajes más desvinculados de la cantera.


La fotografía de La Cantera respeta mucho la naturaleza. No hubiera sido posible “enfrentarse” al resplandor, al sol, incluso con muchos recursos. El lujo de estar en esa locación era observar lo que pasa con la luz. Entrar a la cantera es como entrar a un laberinto de espejos. Entonces, lo que empezamos a entender fue que incluso haciendo los cálculos que usualmente hacemos, íbamos a perder cierto control. Por eso optamos por trabajar más en la generación de sombras. Cuidamos que la luz estuviera dentro del rango de exposición y se creaban sombras y reflejos utilizando las mismas texturas que da la cantera, por ejemplo con paneles de sillar confeccionados por los mismos canteros. O moviendo bloques de entre muchos o con maquinaria para usarlos como superficies reflejantes.




Trabajamos mucho con telas negras, construimos algo que tuvo muy buenos resultados, imperceptibles la simple vista, pero que de otra manera no se hubiera conseguido. Fue una bandera de 25 metros de ancho por 14 de alto, que subimos con una grúa y que usamos un par de veces para bloquear el reflejo del sol sobre un cerro que le subía la exposición a ese sector.

Hay muchos momentos de la película, incluso de alto contenido dramático, que ocurren en penumbra. En algunos interiores se puso mucha luz para que las penumbras fueran duras y para que hubiera brillo en los ojos y detalles. Usamos estructuras grandes para poner rebotes y para colgar luces. Cómo hay muchos planos secuencia hicimos una única estructura grande que está por encima de la casa, de la que salía toda la luz que ingresa por las ventanas.


En en el barrio donde transcurre la trama hay luces de mercurio comunes, las rojas, una luz con muchas aberraciones. Por ello en los los exteriores noche tratamos de reproducir esas aberraciones para tener más potencia, pero con el mismo color de luz. Así que usamos luces de calle nuestras, instaladas más abajo en los mismos postes, más cerca de donde ocurre la acción para lograr el color y reforzar.


Filmar una película fuera de Lima tiene sus particularidades, pues cada lugar ofrece una complejidad única. La gente trabaja a otro ritmo. No es que seamos más lentos, es en la capital donde el ritmo es tremendamente acelerado. Muchas veces parte de la falta de respeto que produce el centralismo en este país es no consultarle a la gente y venir a querer enseñar algo, sin preguntar antes nada.


Se logra una mayor profundidad si se tiene una mirada más propia. Por eso, amoldar los requerimientos de producción a la realidad del lugar es algo básico que muchas veces la gente de la capital olvida. Lamentablemente en casi todos los países de Latinoamérica se replica este centralismo, lo cual está directamente vinculado al racismo que hay en Perú y que se expresa en la desconfianza hacia la persona de provincia.




En nuestro equipo es muy importante la participación e intercambio de todas las áreas. Cuando hemos trabajado así los resultados han sido maravillosos. El cuidado que hay en el utilería en La Cantera es buenísimo gracias a que todos hemos logrado estar concentrados en el trabajo del otro. Cuando cada uno está cuidando su rol, cuidando de no meterse en el rol del otro, se produce una gran tensión porque todos en el trabajo están a la defensiva todo el tiempo y eso le quita el alma a un proyecto.


Es cierto que no hay mucho personal especializado fuera de Lima. Pero cuando se va de un lugar a otro se descubre que en cada sitio hay un paradigma laboral y que todos ellos son posibles. En nuestra productora impulsamos la capacitación, promovemos que se formen talentos fuera de la ciudad para que puedan trabajar con nosotros o en otros proyectos. Aun así la situación también tiene un lado positivo: si no es posible encontrar un foquista con veinte años de experiencia en Arequipa, el foquista que estamos formando se está preparando en un entorno con una particularidad lumínica muy distinta a la de otros lugares del mundo, pues vivimos en un desierto con uno de los mayores índices de radiación del planeta. La gente que aprende así se adapta a las particularidades del lugar y también aprende a resolver problemas de un rodaje con herramientas e instrumentos que no están hechos para el quehacer cinematográfico, pero que se adaptan y se utilizan. La gente que se forma en esas condiciones seguramente podrá destacar en el medio por haber tenido que aprender a pensar mucho antes de resolver problemas y no solamente llamar a un proveedor para que le mande un equipo.


La humanidad tiende a perder el vínculo con la naturaleza, y La Cantera nos habla de la relación directa que existe entre un sector de las sociedad inserto en el sistema laboral y económico, cuya actividad depende de una conexión directa con la naturaleza. La Cantera ayuda a que un lugar así no quede solo para la foto turística, sino que se transmita el dolor y sufrimiento que hay en un material tangible y que le dan su auténtico valor. ***




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